Principal comentario positivo
4,0 de 5 estrellasExperiencia de usuario impecable. Lastrado por sus limitaciones de software.
Revisado en España 🇪🇸 el 11 de diciembre de 2022
Nos encontramos ante un hardware estupendo, el mejor de su clase con diferencia, que se ve completamente lastrado por su ecosistema cerrado de software.
Vamos a empezar por lo bueno: Es rapidísimo. Jamás pega ni un solo tirón, jamás pierde ni un solo fotograma, jamás hay que esperar ni un nanosegundo para abrir nada o moverse por el sistema operativo. Todos los gestos y toques responden bien, responden rápido y responden siempre. Las mejores aplicacione de iPad son increíblemente buenas. Procreate es la mejor aplicación de dibujo en una tablet (y de las mejores en general), con una interfaz sencilla y fluida, a años luz de cualquier otra en dispositivos de este formato. El navegador web Safari, pese a no ser tan compatible con webs como Chrome (y otros derivados de Chromium), tiene una interfaz y una experiencia de usuario excelente, fluida, funcional y, encima de todo, muy pero que muy bonita.
Uno de los mejores aspectos del iPad es que, si se usa con teclado, mantiene exactamente los mismos atajos de teclado que un Mac y con la misma funcionalidad. Moverse por el sistema operativo o por Safari es rapidísimo y completamente intuitivo si venimos de un Mac. Y, de hecho, no son tan diferentes a los de Windows, acostumbrándose uno muy rápido y moviéndose con soltura con facilidad.
La pantalla, pese a no ser OLED ni MiniLED (como lo es la del iPad Pro de 12.4 pulgadas), tiene una reproducción de colores perfectamente calibrada a estándares profesionales, y muy poca reflectividad de la luz ambiente, haciendola comodísima para leer incluso en lugares iluminados. Su ratio de aspecto (muy cercano al 3:2) es mas “cuadrado” que los típicos rectangulares de ordenadores y televisores. En un dispositivo de este formato, es sin duda la opción adecuada. Incluso una pantalla de 16:10, utilizada por la mayoría de tablets Android (utilizada por Samsung y más ancha que el 16:9 estándar) se siente muy estrecha y algo incómoda comparada con la del iPad. Para ver videos veremos barras negras superiores e inferiores, pero apenas se nota y el añadido en comodidad al usar el dispositivo (y sobre todo para dibujar) lo compensa con creces.
El audio, pese a no ser el mejor en una tablet (yo diría que ese premio le corresponde a los altavoces AKG integrados en todos los modelos de la Galaxy Tab S8), sigue siendo de lo mejorcito. Muy bien calibrado, y con 4 altavoces distribuidos en las esquinas de la tablet que permiten escucharlo en estéreo independientemente de si usamos el dispositivo en vertical u horizontal. El cambio es automático al cambiar la orientación de la pantalla.
Finalmente, comentar que los iPad Pro son las únicas tablets del mercado (excluyendo incluso al resto de iPads) que soportan reconocimiento facial pro infrarrojos (FaceID), que es el único método de biometría facial entre los usados actualmente que es realmente seguro. A diferencia de los iPhone, los iPad no soportan FaceID con mascarilla puesta, pero creo que eso es mucho mas importante en un teléfono y apenas relevante en una tablet.
Vamos a por las pegas. Casi todas derivadas de las limitaciones de software propias de un ecosistema cerrado:
Por poner algunos ejemplos, los términos de uso de la Apple App Store son incompatible con algunas de las licencias de software libre más populares (como la licencia GPL2), por lo que hay mucho software Open Source gratuito y potentísimo (como Krita, de los mejores programas de ilustración, y desde luego el mejor entre los gratuitos) que no puede publicarse para iPad, ya que no hay ninguna manera de instalar software de manera cómoda que no sea la App Store. Muchos otros programas Open Source, que técnicamente podrían publicarse, no se publican ya que para publicar en la App Store hay que pagar una licencia de desarrollador de 100 euros anuales, incluso aunque el programa publicado sea completamente gratis. En general, la comunidad Open Source presta mucha menos atención a los productos de Apple y especialmente a iOS e iPadOS.
Por otro lado, incluso dejando al margen el tema del Open Source, existen otras limitaciones verdaderamente molestas, como que iOS e iPadOS solo permiten un único motor web (el de Safari), y todos los navegadores no usan sus motores reales (Chrome no usa su motor Blink, Firefox no usa su motor Gecko...) sino que son refritos del mismo motor de Safari con otra interfaz. Así que si tenemos problemas de rendimiento en alguna web, o directamente no nos funciona por algún problema de compatibilidad, no tenemos literalmente ninguna alternativa para acceder a esa web en el iPad. Ninguna. En estos casos nos quedamos con cara de tontos y un ladrillo de 1000 euros en las manos. Es muy poco frecuente, ya que los iPhone son dispositivos muy populares y los desarrolladores web lo saben, pero puede ocurrir.
Finalmente, voy a comentar un problema que es probable que a la mayoría de usuarios potenciales de iPad no les moleste, pero que es uno de los motivos principales por los que yo compre el mío: Apple Sidecar, la funcionalidad para usar el iPad como Pen Display (monitor de dibujo) en un Mac.
Con wifi, directamente no funciona. Incluso con ambos dispositivos al lado de un router 5GHz, funciona durante uno o dos minutos y se queda completamente congelado. Con cable, funciona de manera estable, pero con un lag perceptible. Lo más molesto, el soporte para gestos multitouch es malísimo. No sé si es problema del propio Sidecar o del hecho de que macOS no está diseñado para soportar pantallas táctiles, pero aunque estos gestos "funcionan" (por ejemplo en programas de ilustración como Clip Studio o Krita podemos hacer zoom o rotar el lienzo con los dedos), la verdad es que se detectan correctamente la mitad de las veces o menos. Además, la presión del Apple Pencil se detecta de distinta manera. Las curvas de presión son diferentes en iPadOS en comparación con macOS con Sidecar, aunque por suerte en la mayoría de programas de ilustración podemos ajustar esto manualmente. Aún y así, es bastante molesto.
He probado también una Samsung Galaxy Tab S8 para usarla de la misma manera con mi portátil Windows 11 y la diferencia es abismal. Casi incomparable. Con esta combinación y usando el programa SuperDisplay, funciona completamente perfecto. Imagen nítida y totalmente fluida a 120Hz, sin ningún tipo de lag, inestabilidad, cuelgue y con detección absolutamente perfecta de los trazos y la presión del lápiz y de los toques y los gestos multitouch con los dedos. La curva de presión del S Pen es exactamente idéntica en Android y Windows. Verdaderamente magnífico.
Pese a que en general la Galaxy Tab S8 es una tablet con una CPU mucho menos potente, la realidad es que aún y así el sistema operativo funciona fluido la mayoría del tiempo y apenas hay problemas de rendimiento, incluso en aplicaciones profesionales de ilustración como Krita o Clip Studio e incluso trabajando con cientos de capas. Y si tenemos necesidad de mayor rendimiento, basta con conectarla al ordenador Windows para usarla como Pen Display con toda la potencia de nuestro PC.
En este aspecto, las tablets Android de Samsung son mucho más versátiles y muy pocas veces nos encontramos con algo que no se pueda hacer. Sin embargo, su interfaz es notablemente menos pulida y fluida y, en general, es mucho menos coherente a nivel tanto estético como de usabilidad. Por ejemplo, a lo largo de todo el sistema operativo y las aplicaciones, en un iPad nos encontramos tamaños de los elementos y de la letra muy similares entre si, mientras que en Android podemos encontrar diferencias considerables. El funcionamiento del teclado físico es el mismo a lo largo de todas las aplicaciones, mientras que en Android podemos encontrarnos aplicaciones de mensajería que interpretan la tecla “Enter” como enviar el mensaje y otras que lo interpretan como un salto de linea, o aplicaciones que tienen diferentes atajos de teclado (o que incluso los ignoran por completo, como Firefox). Estas diferencias no son solo estéticas (aunque la estética también es importante), y pueden resultar molestas.
Algunos de estos problemas pueden atenuarse con el programa AltStore: Un programa que se instala en el iPad desde un ordenador (ya sea Windows PC o Mac) y que permite tener instaladas hasta un máximo de 3 aplicaciones de terceros descargadas fuera de la Apple Store, con la salvedad de que dejan de funcionar pasados 7 días y es necesario conectar el iPad al ordenador para refrescarlas para otro 7 días (proceso que es automático si tenemos encendido nuestro ordenador en la misma Wifi que el iPad), y de que estas aplicaciones están sujetas a otras limitaciones del sistema operativo (por ejemplo, no podemos instalar navegadores web con motores de renderizado alternativos al WebKit de Safari o utilizar el hipervisor de iOS/iPadOS para usar maquinas virtuales con buen rendimiento).
En definitiva, da la sensación de que compramos el hardware de un superordenador portátil, pero que a veces tiene limitaciones de software mas propias de una consola. Y habiendo probado la alternativa de Samsung, es difícil no tener en la cabeza lo que ofrece la competencia si nos encontramos con alguna limitación. Es algo menos potente, pero en conjunto con su software acabamos con un producto más versátil. Dicho esto, la experiencia en un iPad es mas coherente, mas fluida, mas cómoda y mucho mas agradable a la vista.
Merece la pena recalcar que es posible que muchas de estas limitaciones de software dejen de existir a partir de finales de 2023, ya que existe una normativa de la Union Europea, recientemente aprobada, que hace ilegales muchas de estas restricciones a partir de 2024. Pese a no haber anuncios oficiales, existen filtraciones de prensa que afirman que iOS 17, que se lanzará hacia finales del año, permitirá oficialmente instalar aplicaciones descargadas fuera de la Apple Store sin restricciones, al menos en los dispositivos europeos.
En conclusión, creo que pese a sus pegas, ofrece una experiencia de usuario tan pulida que merece la pena la compra siempre que no nos asuste su precio. Y pese a no estar garantizado, existe una probabilidad considerable de que muchas de esas pegas dejen de existir para el año 2024.